La escuela

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domingo, 22 de marzo de 2015

10 Claves sobre flipped classroom

¿Cómo podemos empezar a cambiar nuestro trabajo en aula? ¿Cómo podemos cambiar nuestro rol en el aprendizaje del alumnado? Aquí tenéis diez claves o principios que os pueden ayudar:

Publicado por Manuel Jesús Fernández Naranjo en 22:52

martes, 10 de febrero de 2015

Google Educativo: Cómo buscar en Google para obtener los mejores resultados (y las mejores notas)


El sitio de búsquedas de Google está tan presente en nuestras vidas que no podemos ni imaginar cómo sería el Internet sin él. Según las estadísticas de la compañía, unos 300 millones de personas utilizan la herramienta a diario.

¿Has introducido un término de búsqueda en Google y comprobado el número de resultados obtenidos alguna vez? Los resultados suelen ser decenas de millones de páginas web. Sin embargo, según Google, menos de un 20% de las personas pasan a la segunda página de resultados, pero… ¿qué pasa si el resultado que estás buscando se encuentra en la página 30? ¿Cómo puedes asegurarte de que estás encontrando la información más apropiada y relevante cuando buscas en Google?

Si eres como la inmensa mayoría de los estudiantes (y docentes), tu estrategia de búsqueda en Google se parecerá a la siguiente…

Introduces el primer término que se te viene a la cabeza en la barra de búsqueda y miras por encima los primeros 5 o 6 resultados que aparecen. Nada llama tu atención, por lo que decides repetir el proceso de nuevo. ¡Nada! De nuevo, ninguno de los resultados llama tu atención, por lo que decides volver a borrar los términos de búsqueda e introducir otros con la esperanza de que el gran Google se apiade de ti y te muestre lo que estás buscando. ¿Te suena familiar?

A continuación te mostramos cómo buscar en Google de una manera sencilla y rápida para encontrar la información que buscas y que es relevante para tu asignatura y edad.

Google Educativo: Claves
1. Pregunta de la manera adecuada:
Cuando elijas el término de búsqueda que vas a utilizar, escribe tu pregunta como una afirmación, no como una pregunta.

Google te ofrece resultados basándose en las palabras que escribes (llamadas palabras clave), por lo que si es capaz de encontrar una pregunta igual a la tuya, entonces te la mostrará, lo que no necesariamente incluye la respuesta. Así que en lugar de escribir ¿Cómo es el habitat del oso polar?, por qué no escribes El habitat del oso polar es.


2. Piensa en cómo crees que estarán escritos los resultados que esperas encontrar: si buscas [configurar correo electrónico en thunderbird] es más probable que encuentres respuesta que si buscas [qué tengo que hacer para enviar un email]

3. Realiza las consultas con un número adecuado de términos: cuantas más palabras utilices más delimitada queda la búsqueda. En función de que los resultados obtenidos sean demasiado generales o por el contrario demasiado escasos (o ninguno) puedes delimitar o ampliar los resultados añadiendo o quitando palabras en la búsqueda.

4. Utiliza términos de búsqueda descriptivos y específicos: el responsable de darnos los resultados es un programa informático, no una persona, por lo que es importante utilizar los términos de búsqueda más adecuados. Cuanto más específicas sean las palabras utilizadas los resultados serán más acertados. [smartphone con android] es una búsqueda más adecuada que [móvil con internet] si estamos buscando un teléfono móvil con la última tecnología.

Buscar de esta manera, te permitirá usar Google con fines educativos de manera sencilla.
  • Menos es más Normalmente, obtendrás más resultados si introduces consultas de búsqueda de una o dos palabras. Introduce primero términos de búsqueda más cortos y, a continuación, añade más palabras para restringir la búsqueda. Introduce consultas sencillas.
  • Incluye o ignora palabras y caracteres en tu búsqueda Destaca las palabras y los caracteres comunes que sean esenciales para la búsqueda (por ejemplo, el o & si forman parte del título de un libro o de una película). Para ello, solo tienes que poner la palabra en cuestión entre comillas ("el"). También puedes utilizar el signo + y el signo - para indicar los elementos que quieres incluir o excluir específicamente de los resultados de búsqueda como, por ejemplo, algunos ingredientes en el caso de recetas de cocina.
  • Ignora la ortografía El corrector ortográfico de Google utiliza automáticamente la forma más común de una palabra determinada, tanto si la escribes correctamente como si no.
  • No te preocupes por las mayúsculas La Búsqueda de Google no distingue entre mayúsculas y minúsculas. Obtendrás los mismos resultados al buscar tanto new york times como New York Times.
  • No pienses en la puntuación La Búsqueda de Google ignora los signos de puntuación, incluidos @, #, %, ^, *, (, ), =, [, ], \ y otros caracteres especiales.
  • Excluye términos en la búsqueda. 

    Cuando escribes un término de búsqueda que tiene un segundo significado o una estrecha relación con otra cosa que no te interesa en ese momento, puede ser difícil encontrar los resultados deseados. Hay una manera de evitar este problema: eliminar los resultados irrelevantes con el signo menos (“-“).
    Si, por casualidad, estás buscando comprar Teléfonos en México y quieres eliminar todos los resultados que apunta a Telmex, simplemente escribe “Teléfonos México -Telmex” y aparece una variedad de resultados totalmente filtrados.
5. Decide cómo quieres que Google reconozca las palabras que has introducido:

Si escribes más de una palabra en la barra de búsqueda, Google puede darte resultados basados en una, varias o todas las palabras introducidas. Por ejemplo, si quisiéramos buscar animales nativos, Google nos daría resultados para los siguientes tres términos: nativos, animales y/o animales nativos. Por lo tanto, en este ejemplo, podríamos recibir resultados para nativos digitales, nativos americanos, 
etcétera, debido a que incluyen la palabra nativos. 
Como ya hemos visto para reducir los resultados de tu búsqueda, siempre deberías incluir las comillas (” “) entre las palabras que deseas buscar. En el ejemplo de arriba, si quisiéramos buscar por animales nativos y evitar cualquier otro resultado, deberíamos introducir “animales nativos”. De esta manera, solo recibiremos resultados que contienen esas dos palabras clave unidas y en ese orden.

Al hacer esto, los resultados pueden reducirse en decenas de millones, por lo que podremos sacar partido del Google Educativo. Aquí tienes otros operadores de búsqueda que te pueden ser de utilidad:

Uso de operadores básicos
Si eres un usuario habitual de Google, probablemente encuentres más sencillo y rápido utilizar ciertos operadores que definen las búsquedas sin necesidad de acceder a la pantalla de “búsqueda avanzada”, ya que estos se pueden utilizar en la caja de búsqueda “normal”. Estos son algunos de ellos:
  • Búsqueda exacta - Comillas [“”]: una búsqueda entre comillas permite encontrar frases o expresiones exactas. Por ejemplo, en la búsqueda de ["diseño de etiquetas de vino"] no obtendremos resultados como "diseño e impresión de etiquetas de vino"
  • Filtro de resultados - Menos [-]:  Ya hemos mencionado que el símbolo menos, elimina de los resultados todas las páginas que incluyan el término indicado. Por ejemplo, si buscamos [comprar camiseta -azul] Google nos ofrecerá la posibilidad de comprar camisetas que no son azules
  • Tipo de archivo - [filetype]: este operador nos permite elegir el tipo de archivo que queremos obtener en los resultados: Por ejemplo, si necesitamos un modelo de contrato de alquiler de vivienda para utilizarlo, una buena búsqueda sería [contrato alquiler vivienda filetype:doc] que nos devolverá en los resultados documentos de word que podremos editar e imprimir.
  • Comodines - Asterisco [*]: el asterisco nos permite dejar en manos de Google la búsqueda de una expresión cuando no conocemos alguna de las palabras. Cada asterisco sustituye a un término de búsqueda. Por ejemplo, ["misterioso asesinato en *"] nos ayuda a encontrar la famosa película de Woody Allen si no recordamos la ciudad en la que se cometió el crimen.
  • Búsqueda en una web - [site]: este operador nos ofrece resultados pertenecientes a un dominio indicado. Es muy útil cuando nuestra búsqueda está orientada al contenido de una web en concreto. Por ejemplo, [jose saramago site:elpais.com] nos devolverá toda la información que el diario tiene colgada en internet sobre el escritor luso.
  • Rangos de números - dos puntos [nº1..nº2]: este operador nos permite encontrar resultados indicando rangos de números que pueden incluir estos. Es útil cuando hacemos búsquedas por años entre otras. Por ejemplo, [the beatles 1965..1970] nos ofrece resultados de la banda británica relacionados con cualquier año entre 1965 y 1970, ambos incluidos.
  • Definiciones - [define]: Google nos permite también obtener de manera rápida definiciones de palabras o acrónimos. Intentará devolvernos los resultados en nuestro idioma, pero si no es posible nos ofrecerá otras alternativas. Por ejemplo, [define:usb] nos explica de donde viene el nombre de este dispositivo.
  • Páginas que enlazan a un sitio - [link]: este operador es interesante cuando queremos conocer los sitios que enlazan a una web (la nuestra o cualquier otra). Por ejemplo [link:rae.es] nos indica las webs que enlazan con la Real Academia de la Lengua Española.
Además de los aquí comentados existen más operadores que en determinados casos pueden resultar muy útiles. Podéis consultar el listado completo aquí 
3. Usa la Búsqueda Avanzada como una lista de verificación:
Si despues de haber introducido tus términos de búsqueda en Google, no ves ningún resultado que te interese, el siguiente paso es filtrar tus resultados.
En la parte superior derecha de tu pantalla, verás una rueda:
Al hacer clic en ella verás un nuevo conjunto de opciones disponibles para tu búsqueda.
En la imagen de abajo puedes ver algunas de las opciones de búsqueda avanzada disponibles. Una vez que hayas completado las que te interesen, haz clic en búsqueda avanzada.
Cuanta más información aportemos más definidas estarán las búsquedas. Algunos de los campos más interesantes son:
Mostrar resultados: 
    • Con todas las palabras: los resultados contendrán todas las palabras indicadas, pero no tienen por que seguir el orden indicado
    • Con la frase exacta: los resultados mostrarán exactamente la expresión introducida
    • Con alguna de las palabras: mostrara resultados con una o varias de las palabras indicadas
    • Sin las palabras: eliminará de los resultados los que incluyan la palabra indicada
  • Idioma: si queremos obtener resultados en un idioma en concreto
  • Formato de archivo: permite encontrar archivos de word, pdf, entre otros
  • Fecha: podemos acotar los resultados a páginas publicadas en el periodo indicado
  • Dominio: muestra resultados incluidos entre las páginas de un sitio en concreto

4. Usa la herramienta de nivel de lectura:

NOTA: Por el momento esta herramienta solo se encuentra disponible en inglés.
Ésta es una de mis herramientas favoritas. Hay dos maneras de acceder al nivel de lectura. La primera es a través de las búsquedas avanzadas. La segunda es a través del menú que se encuentra en la parte superior de los resultados de la búsqueda. Haz click en Herramientas de Búsqueda (Search Tool) y, después en Todos los Resultados (All the results), lo que mostrará un  menú con opciones:
Cuando haces click en este enlace, Google dividirá todos los resultados en tres niveles de lectura: básico, intermedio y avanzado. De esta manera, podrás filtrar resultados que resulten demasiado básicos o demasiado avanzado para tus necesidades.
Además de éstas, existen muchas otras herramientas dentro de Google que muchos profesores y estudiantes no conocen, incluyendo archivos de periódicos desde el siglo XVIII, libros y artículos escolares, por nombrar unos pocos dentro de lo que conocemos como Google Educativo.
Otros trucos y sugerencias de búsquedas desconocidos en Google

1. Busca un tipo de archivo específico.

Si sabes específicamente que estás buscando un archivo PDF o Word, puedes buscar directamente estos tipos específicos de archivos, basta con escribir “filetype:pdf” o “filetype:doc” . Ejemplo: “Cambio climatico filetype:pdf” sólo mostrara resultados para archivos pdf que contengan información sobre el cambio climático, funciona perfecto con los MP3.

2. Investiga en un sitio específico.

Utilizando la palabra clave “site:” antes de lo que deseas buscar, haces que Google sólo devuelva los resultados encontrados en este sitio en particular. Por ejemplo, si buscas “site:marcianosmx.com marcianadas“, sólo recibirás resultados sobre las marcianadas que fueron publicadas en el blog.
3. Usa la calculadora.
Aunque aún le falta mucho para ser tan especializada como la de Wolfram Alphala calculadora de Google es mucho más poderosa de lo que imaginas. Además de resolver operaciones matemáticas básicas (como 5+6 o 3*2), también es capaz de hacer cálculos logarítmicos, sabe cómo utilizar constantes (como “e”, el número de Euler, y el clásico “pi”), así como desarrollar funciones seno y coseno. Google también puede traducir números en código binario – prueba escribir “10 * 100 in binary” (debe estar en Inglés), verás el resultado “0b1111101000“. Al hacer clic en “Más información”, la ayuda Google explica todo lo que debes saber sobre la calculadora.

4. Realiza conversiones de unidades o monedas.

Esto es muy simple. Las conversiones de moneda y de unidades son hechas automáticamente por Google, sólo tienes que escribir lo que estás buscando. Puedes, por ejemplo, escribir “1 MXN en USD”, “100 C en F” o “20 pulgadas en cm”. Tienes la opción de escribir las unidades en su totalidad, como Pesos Mexicanos y Celsius, o simplemente sus iniciales, tales como MXN y C, ya que la herramienta les reconoce. El resultado de la búsqueda es instantáneo, sin necesidad de introducir ningún tipo de conversión o incluso utilizar la calculadora del sitio.

5. Consulta la hora en y su huso Horario.

Otra herramienta muy simple y práctica. Busca por “hora en” seguido del nombre de la localidad, la ciudad o el país que necesitas, además de saber la hora local te mostrara el huso horario en que se encuentra. Checar que hora es en Roma nunca ha sido tan fácil.

6. Consulta el tiempo.

Otra herramienta muy útil que nos puede ahorrar unos cuantos minutos. Introduce la expresión “clima”, seguida de la ciudad sobre la que deseas conocer el pronóstico del tiempo y Google te traerá la temperatura actual en el lugar, además de la previsión meteorológica para los próximos días.
El sitio también incluye en el paquete de las posibilidades de lluvia en el tiempo, nivel de humedad, velocidad del viento y pronóstico de temperatura para las próximas horas. Toda la información es proporcionada por el sitio web Weather Channel (El Canal del Tiempo). ¿Quieres comprobar a cuántos grados se encuentra Tangamandapio en estos momentos? Fácil.

6. Consulta los Indicadores Sociales.

Para verificar datos que apuntan a indicadores sociales de la región, como el número de habitantes, la esperanza de vida o el desempleo, también se puede invocar directamente a Google. De hecho, no se requiere de ningún truco: simplemente escribe el indicador que buscas, seguido del lugar (“esperanza de vida en México”).
El resultado de la búsqueda aparecerá en forma de gráfica, comparando el lugar con países relacionados o vecinos a lo largo del tiempo. Al ir deslizando el cursor sobre el gráfico, Google dará el número exacto del índice requerido en un año determinado.
También puedes hacer clic en “Explorar Más” en la parte inferior izquierda de la tabla y una nueva página se abrirá con todas las posibilidades de la investigación sobre los índices sociales de Google, desde el porcentaje de escaños ocupados por mujeres en el parlamento nacional, hasta la emisión de CO2 a la atmósfera por habitante.

7. Consulta la definición de las palabras.

Además de todos los otros servicios que figuran aquí, Google también tiene una función de diccionario. El sitio te permite escribir la palabra “definir” (en Inglés “set”) y luego el término que deseas buscar. Así que si todavía estás buscado una mejor definición de “amor”, ahora sabes que Google es un lugar más donde mirar.
Otros trucos y sugerencias de búsquedas desconocidos en Google
  • Realiza cualquier cálculo Si introduces una ecuación matemática en el cuadro de búsqueda, Google realizará los cálculos correspondientes.Busca “100*3,14-cos(83)=”
  • Obtén noticias internacionales Haz una búsqueda sobre un tema que te interese y, a continuación, selecciona la pestaña Noticias del panel izquierdo para obtener resultados de noticias de distintas fuentes de todo el mundo.
  • Busca ubicaciones a través de códigos postales y prefijos telefónicos Si quieres conocer la zona correspondiente a un código postal o a un prefijo determinados, solo tienes que introducirlos en el cuadro de búsqueda.
  • Busca una dirección Para consultar un mapa de cualquier ubicación, escribe el código postal o el nombre de la ciudad y la palabra [mapa]. Haz clic en el mapa que aparezca para verlo en Google Maps. Busca “15704 mapa”
  • Instant para móviles Google Instant para móviles permite hacer búsquedas más rápido, ya que no solo realiza predicciones sino que ofrece resultados de búsqueda mientras se escribe. La versión beta está disponible para la mayoría de iPhones y de dispositivos Android de Estados Unidos. Para probar esta función, accede a la página google.es desde el navegador del teléfono y toca el enlace para activar Google Instant que aparece debajo del cuadro de búsqueda. (Si no se muestra el enlace, prueba a actualizar la página después de unos minutos).
  • Utiliza la Vista previa instantánea para móviles La Vista previa instantánea de Google está disponible para los dispositivos Android (versión 2.2 o superior) e iOS (versión 4.0 o superior) en 38 idiomas. Al igual que la versión para ordenadores de la Vista previa instantánea, esta función permite comparar visualmente los resultados de búsqueda a partir de capturas de pantalla de las páginas web, lo que facilita la elección del resultado correcto de forma más rápida.
  • Consulta el tiempo de forma interactiva Para ver un fragmento de los resultados de búsqueda con el que puedas interactuar, solo tienes que acceder a la página google.es desde el iPhone o el      dispositivo Android y buscar "tiempo". Puede que algunas funciones no estén disponibles para tu región.
  • Consulta horarios y resultados deportivos Consulta los resultados y el calendario de partidos de tus equipos favoritos de la NBA, la NFL, la NHL o la MLB introduciendo el nombre del equipo o de la liga en el cuadro de búsqueda.
  • Consulta horarios de películas Busca el nombre de una película o simplemente la palabra película para consultar la ubicación y los horarios de las salas de cine de tu zona. Busca "película"
  • Ve de compras y compara Utiliza el enlace a Google Shopping que aparece en el panel izquierdo de la página de resultados de búsqueda para adquirir productos y comparar precios en la Web.
  • Busca números de una serie Si tienes un presupuesto limitado, puedes buscar artículos con un precio comprendido en un intervalo determinado añadiendo una secuencia de dos puntos ".." entre ambas cantidades.
  • Obtén conversiones de números Para realizar cualquier conversión de unidades (por ejemplo, de millas a kilómetros o de onzas a litros), escribe el número y la unidad de medida. Busca "millas a km"
  • La más curiosa. “Barrel Roll”. Y para finalizar la lista, tal vez el truco más inútil (pero sin duda el más divertido) relacionado con la barra de búsqueda de Google. Sólo tienes que escribir “do a barrel roll” y ver cómo sucede la magia. No queremos echar a perder aquí el momento, pero ten cuidado: en exceso, puede causar un poco de mareos.

jueves, 8 de enero de 2015

Todos queremos ser César Bona. Sé. Corto documental de César Bona

Todos queremos ser César Bona

Resulta que aquí en España, más concretamente en Aragón, trabaja un maestro de lo más peculiar. Ha tenido varios destinos, algunos de ellos en pueblos pequeños, a los que se ha desplazado a diario; ha dado clase en aulas con pocos alumnos pero de muy diferentes edades, de diferentes etnias, de diferentes realidades socioeconómicas... El maestro en cuestión no tiene, aparentemente, nada de especial, de no ser porque allí por donde ha pasado, ha dejado una estela de unanimidad a la hora de calificarle como alguien excepcional.

Su nombre es César Bona y últimamente está en boca de todos por estar nominado al "Nobel" de educación, el Global Teacher Prize. César tiene una trayectoria poco convencional, ¿qué es lo que le hace diferente?

Veamos el siguiente vídeo de la entrevista de María José García en La Aventura del Saber a César Bona, maestro y creador del proyecto 'El cuarto hocico', , publicado el 11 de dic. de 2014, previo a su nominación como uno de los cincuenta candidatos finalistas del Global Teacher Prize (Premio Global al Profesorado), iniciativa de la Varkeys Foundation. César Bona, actualmente maestro de Primaria en el CEIP Puerta de Sancho, en Zaragoza.




Este es César, y sí, es especial:

Por hablar constantemente de emociones y de valores. Alguien que entra el primer día en el aula y pide a los alumnos que tiren los libros al suelo, porque más importante que lo que pone en ellos es que sean buenas personas, alguien así, digo, tiene buena parte del recorrido hacia la excelencia ya hecho. Porque nuestro alumnos, antes que buenos y productivos trabajadores, que también, deberían ser, en efecto, buenas personas, sobre todo durante la infancia. En fin, felices, cuando aprenden y cuando no.

Porque la metodología de César consiste en poner siempre en práctica todo aquello que enseña, transformando contenidos en abstracto en tareas de la vida cotidiana del alumno, consiguiendo así mayor éxito en el aprendizaje.

Porque convierte a sus alumnos en personas cuya opinión cuenta: "no son las personas del futuro, son los niños del presente", y por tanto su opinión es relevante. En consecuencia, su compromiso con el mundo que les rodea, también.

Lo bueno de César es que también quiere ser portavoz de todos aquellos docentes que emprenden proyectos tan interesantes como el suyo pero que, por cualquier razón, no han conseguido la visibilidad que él disfruta.

La aplicación de su estilo en secundaria es más complicada. De hecho, siempre obtuvo excelentes resultados para sus proyectos cuando tuvo clases reducidas, algo poco común en los institutos, y con un margen horario, con la consecuente flexibilidad, que los profesores no gozamos. Por no hablar de las diferencias evidentes entre niños y adolescentes. Pero que estas líneas no sirvan de excusa: él demuestra que si se quiere, probablemente se pueda. Porque es verdad, a todos nos gustaría ser como él, pero habrá que intentarlo, ¿no?

César Bona resalta, para concluir, que se use su nominación para hablar de los buenos docentes y de la buena educación que también existe en nuestro país, ya que medios y redes sociales tan frecuentemente tratan sus carencias.
Para saber más:
Su página de Facebook
Su twitter
"La educación es más que meter datos en la cabeza"
El mejor profe de España
Con la ley Wert pasamos a educar en competitividad en lugar de tolerancia o cooperación
The Global Teacher Prize

Publicado por Antonio L. Rol en El de sociales

Sé. Corto documental de César Bona @cccesssarrr

Corto Documental etnográfico realizado en 2010 en Bureta, Aragón, con los niños de la escuela unitaria y los abuelos del pueblo. En él, los niños se convierten en reporteros para traernos las anécdotas, opiniones y sentimientos de los ancianos de este pueblo de algo más de 200 habitantes. Luego, tras investigar mirando al pasado, los niños llevan a los ancianos a cumplir los deseos que nunca pudieron realizar.



Escrito y dirigido por César Bona @cccesssarrr



Cuestionando los estilos de aprendizaje

 ¿Más razones para no leer? Los estilos de aprendizaje

Los estilos de aprendizaje se refieren a la idea de que la gente aprende la información de distintas maneras que se pueden agrupar en un pequeño conjunto de estilos. Normalmente a esa idea se le suele añadir otra: que la enseñanza sólo sera eficaz si al alumno se le enseña de acuerdo con su perfil de aprendizaje. Ahí es donde encontramos la relación entre esta teoría y la comprensión lectora. Supuestamente, los alumnos con un estilo visual aprenderán mucho con la lectura. Eso no me ha quedado claro del todo porque a veces a veces he leído que de lo que se benefician los que tienen estilo visual es de cuestiones como “mind-maps”, gráficos e imágenes. Lo que está claro es que, según estas teorías, los alumnos con estilos auditivo o kinestésico perderán el tiempo leyendo, ya que su forma de aprender es diferente.

¿Parece que estoy exagerando? En parte sí, no conozco modelos serios de estilos de aprendizaje que recomienden evitar la lectura en algunos alumnos. Pero en parte no es una exageración: algo que se deriva de la aplicación de las teorías de estilos de aprendizaje es que si el alumno no aprende con las explicaciones del profesor y la lectura de los temas, habrá que adaptar la enseñanza a su estilo dominante, y eso implica reducir las explicaciones y la lectura.
Los problemas de los estilos de aprendizaje

Antes que nada me gustaría dejar claro que estoy perfectamente de acuerdo con la idea de que no todos los alumnos aprenden igual. Lo que no está claro es que esas diferencias se deban a que tienen distintos estilos de aprendizaje. ¿A qué se deben entonces? No lo sé, pero sin duda hay que tener en cuenta que cuando se explica algo en clase no todos parten del mismo nivel. Unos alumnos saben más sobre el tema y otros saben menos. También hay que tener en cuenta las aptitudes de los alumnos, sus preferencias, qué es lo que se les está tratando de enseñar y, en el caso del aprendizaje mediante la lectura, hay que tener en cuenta que una proporción que se puede acercar al 10% de los alumnos tienen dificultades con los procedimientos de lectura.

No sólo eso, sino que para tener un buen modelo habrá que distinguir bien qué es un estilo y qué es una preferencia y tener muy claro que el aprendizaje no es una cosa que ocurre o no ocurre, sino que tiene un rango muy amplio y se relaciona con conceptos como comprender, recordar o aplicar.

Por último, hay que recordar que no todo se aprende igual. No aprenderemos a nadar leyendo libros sobre natación, pero dudo que aprendamos mucho sobre la historia de Roma disfrazándonos de romanos.

Pero pasemos a los aspectos poco claros de las teorías de estilos de aprendizaje:

Hay distintas clasificaciones de estilos

Tratándose de una teoría no veo ningún problema en que haya varios modelos que se vayan probando y refinando. Lo que resulta poco convincente es cuando uno de estos modelos se presenta en plan “las cosas son así” y otro modelo diferente también se presenta como “las cosas son así”. O se trata del mismo modelo que nombra a sus componentes de forma distinta o algo no encaja.

Quizá el modelo de estilos de aprendizaje más popular es el que ya he mencionado, que clasifica los estilos en visual, auditivo y quinestésico. Es un modelo que está siendo popularizado en España por algunos divulgadores de la teoría de las inteligencias múltiples un poco despistados, que no han percibido que Howard Gardner, el creador de la teoría de las inteligencias múltiples, considera que las teorías de estilos de aprendizaje son incoherentes y poco productivas.


Sigamos con las clasificaciones: ¿qué pasa si consideramos que los estilos de aprendizaje son activo, reflexivo, teórico y pragmático?, ¿o análitico y creativo? ¿Y si añadimos un estilo impulsivo? ¿Qué pasa con los convergentes – divergentes, seriales – holísticos, profundos – superficiales, adaptativos – innovadores o asimiladores – exploradores? Todos estos, y otros muchos han sido propuestos como estilos de aprendizaje, sin que ningún modelo haya sido especialmente convincente. Por si fuera poco, se propone que los alumnos actuales son nativos digitales y que, por tanto, los métodos de enseñanza anteriores a la difusión de las TIC son poco eficaces en ellos.

Los modelos no sólo se diferencian en los estilos que proponen, así que si alguien se interesa por alguno de ellos le recomendaría que se hiciese las siguientes preguntas:
¿Qué información utiliza para determinar el estilo de aprendizaje de un alumno?
¿Se ha determinado la validez y la fiabilidad de esa valoración?
¿Se hacen predicciones sobre el funcionamiento de los alumnos con distintos estilos de aprendizaje?
¿Se han comprobado esas predicciones?
¿Cómo considera al alumnado que no se ajusta a ningún estilo concreto, o que utiliza unos u otros dependiendo de la tarea?
¿Es un modelo estático o los alumnos pueden cambiar su estilo de aprendizaje?
¿Se percibe que algunos de los estilos que se proponen son claramente mejores que otros?

Apenas hay pruebas empíricas de su utilidad

Existe una cantidad enorme de investigaciones sobre los estilos de aprendizaje. Curiosamente muy pocas de ellas aportan información relevante sobre la utilidad de adaptar la enseñanza al estilo de los alumnos. La mayoría de los estudios sobre estilos de aprendizaje se limitan a identificar cuál es la forma preferida por los alumnos para adquirir información, pero no dan el siguiente paso, que es estudiar si el aprendizaje es más eficiente cuando la información se presenta de esa forma. Pashler, McDaniel, Rohrer y Bjork publicaron en 2008 una revisión titulada Learning styles: concepts and evidence en la que proponen el criterio que tendrían que cumplir las investigaciones para mostrar la utilidad de los modelos de estilos de aprendizaje. Este criterio es el de la interacción, es decir que si se comparan dos métodos de aprendizaje, ajustados a dos estilos diferentes, los alumnos con el estilo 1 obtengan con el método 1 resultados mejores que los alumnos con el estilo 2, mientras que con el método 2 los alumnos con estilo 1 obtendrán peores resultados que los alumnos con estilo 2.
Pashler et al. (2008) sólo encontraron una investigación en la que se mostrase esta interacción, y tres investigaciones en las que no aparecía. Alguna investigación posterior sigue sin encontrar esa interacción. Por si alguien quiere algo más resumido, un resumen de meta-análisis sobre estilos de aprendizaje de la Indiana Wesleyan University ofrece una única conclusión:

No utilice la teoría de los estilos de aprendizaje porque no tiene soporte experimental.
Aunque la intención sea buena, el efecto puede ser contrario al que se indica
¿Recomendaría usted hacer estudios superiores de filosofía a un alumno kinestésico? Resulta paradójico que se intente evitar etiquetar a los alumnos reconociendo que las cosas se pueden aprender desde diferentes formas y, al mismo tiempo se les clasifique según un (discutible) estilo de aprendizaje. La cuestión se vuelve inquietante si se tiene en cuenta que lo que se pretende es que, una vez identificado el estilo de aprendizaje, este alumno reciba una forma de enseñanza que se ajuste a él. Lo peor es que, según se acaba de ver, ni siquiera tenemos datos que aseguren que esa forma de enseñanza sea más eficaz que el “café para todos” que los alumnos han estado recibiendo.

Por si fuera poco, tenemos datos que indican que cuando los alumnos estudian según el método que prefieren no se produce una mejora del rendimiento y, en ocasiones, sí se produce un empeoramiento.

Afortunadamente, creo que a nadie se le ha ocurrido proponer que existan aulas o colegios diferenciados para alumnos con distintos estilos de aprendizaje. Es algo que sonaría mal, pero se trata de un peligro que acompaña a la idea de que los alumnos se pueden diferenciar por su estilo de aprendizaje. En realidad, las teorías de estilos de aprendizaje se han preocupado, sobre todo, por clasificar los estilos y por desarrollar herramientas para identificarlos. Pero, por algún motivo que desconozco, en la aplicación de estas teorías se ha incorporado la idea de que para que el aprendizaje sea eficiente la enseñanza se tiene que ajustar al estilo del alumno (a esta idea se le llama en inglés meshing hypothesis). Si uno se para a pensar, había al menos una alternativa que era que si el alumno tiene un estilo que le impide aprovechar una forma eficaz de aprendizaje, por ejemplo la lectura, que ha venido muy bien para transmitir los conocimientos de la humanidad durante los últimos 3.000 años, habría que reforzar ese estilo en el que está fallando.
Conclusión

El rechazo o la puesta en cuarentena de las teorías sobre estilos de aprendizaje no quiere decir que los profesores tengan que dejar de preocuparse sobre las mejores formas para enseñar. Hay conceptos que se aprenden mejor de una o de otra forma, y los alumnos muestran diferencias en su forma de aprender, lo que pasa es que esas diferencias no se producen por algo tan simple como que haya un sentido que permita comprender la información mejor que los otros, que es lo que subyace a la clasificación de alumnos visuales, auditivos y quinestésicos (¿y por qué no olfativos y gustativos?).

Creo que la mejor manera de calificar los estilos de aprendizaje es la que utilizan Kirschner y Merrinböer (2013): se trata de una leyenda urbana de la educación. Resulta una propuesta muy verosímil, probablemente porque tiene detrás un hecho real, que hay diferentes formas de aprender y enseñar. El problema es que los datos reales no confirman lo que propone, quizá porque las formas de aprender son tan diversas y cambiantes que no se pueden ajustar a una serie de estilos predefinidos.

Incluso si estas teorías estuvieran fuertemente respaldadas por los datos quedaría una cuestión muy importante que es cómo gestionar la enseñanza de grupos de alumnos con distintos estilos de aprendizaje: ¿enseñanza individual?, ¿grupos diferenciados?, ¿apoyos informáticos?, ¿materiales diferentes para distintos grupos de alumnos?…

Pero, por ahora, la pregunta “¿cuál es la mejor forma de enseñar esto?”, parece más productiva que “¿cuál es la mejor forma de enseñar a los alumnos con este estilo?”.


Vía: Comprensión lectora basada en evidencias


ESTILOS DE APRENDIZAJE

Podemos considerar el estilo de aprendizaje de una persona como una combinación de factores cognitivos, afectivos y psicológicos que influyen en su respuesta a enfoques docentes distintos.

En el ámbito educativo, es muy conocido el modelo del aprendizaje visual, auditivo y cinestésico que sostiene que todos tenemos una modalidad sensorial preferida y que podemos mejorar el aprendizaje si enseñamos atendiendo a estas preferencias sensoriales. Así, por ejemplo, los alumnos visuales aprenderán mejor con diagramas o mapas, los auditivos lo harán a través de descripciones verbales, mientras que los cinestésicos lo harán manipulando objetos.

Cuando se preguntó a profesores de cinco países diferentes qué opinaban sobre la validez del supuesto anterior (Howard-Jones, 2014), las respuestas afirmativas fueron abrumadoras:


Sin embargo, ¿hay evidencias científicas que respaldan la teoría de que se mejora el aprendizaje de los alumnos cuando la metodología coincide con el estilo de aprendizaje?

Evidencias: los alumnos son diferentes

Independientemente de que existan patrones generales en el aprendizaje y de que haya regiones cerebrales concretas que intervienen en el mismo, cada cerebro es único y diferente. Cada alumno tiene su capacidad y sus fortalezas personales y es natural que, por ejemplo, unos aprendan a leer más rápido, otros sean capaces de resolver con mayor facilidad problemas matemáticos, mientras que a otros se les dé mejor jugar a fútbol. Asimismo, los alumnos tienen sus propios intereses que aunque no siempre coinciden con las áreas en las que se desenvuelven mejor sí que afectan al aprendizaje. A algunos les encanta leer, a otros las matemáticas y a otros jugar al fútbol. Sin embargo, los conocimientos previos sobre las materias en cuestión también afectarán al aprendizaje. Así pues, un mayor dominio del vocabulario les permitirá leer obras más complejas, tener bien consolidados los cálculos aritméticos facilitará el estudio del álgebra o haber adquirido una buena resistencia física mejorará la práctica deportiva.

También encontramos diferencias entre los alumnos, por ejemplo, a la hora de almacenar recuerdos visuales y sonoros y como pasa con cualquier otra persona habrá unos que tengan una memoria visual o auditiva más precisa que otros. Desde esta perspectiva es razonable categorizar a los alumnos en visuales o auditivos pero otra cuestión diferente es lo referente al aprendizaje. Si preguntáramos a los alumnos cómo preferirían que les enseñásemos algo, si a través de diapositivas, escuchando una explicación o utilizando una serie de movimientos, ¿crees que responderían sin conocer si el aprendizaje está relacionado con una obra arquitectónica, un problema matemático o una canción? Supongamos que un alumno considerado auditivo está muy interesado por la Física. ¿Mejoraría el aprendizaje de esa materia si cambiáramos la presentación de los contenidos según esa preferencia?

Las pruebas científicas

Se han llevado a cabo muchos estudios con estrategias y materiales similares a los utilizados en el aula, sin embargo, no se ha podido demostrar que el alumno sea capaz de mejorar la comprensión cuando se utiliza su estilo preferido de aprendizaje.

En un estudio en el que participaron 65 estudiantes universitarios (Krätzig y Arbuthnott, 2006), los autores analizaron si existía una correlación entre la preferencia del estilo de aprendizaje y el rendimiento de la memoria en cada una de las tres modalidades sensoriales: visual, auditiva y cinestésica. Inicialmente, se evaluó el estilo de aprendizaje de los participantes de dos formas diferentes: la primera a través de la autoevaluación (así se hace normalmente) y la segunda utilizando el test de Barsch, una prueba que permite identificar el estilo de aprendizaje. Los resultados de estas dos evaluaciones no mostraron una buena correspondencia porque solo en 29 de los 65 participantes coincidió el estilo preferido. Posteriormente, se realizaron las pruebas de memoria. Primero se compararon los resultados con los obtenidos en los tests de Barsch, seguramente más objetivos, y luego se hizo lo mismo comparándolos con los obtenidos en los procesos de autoevaluación. El análisis final reveló que, en ninguno de los dos casos había una relación significativa entre el estilo de aprendizaje preferente y lo memorizado. Como se observa en el gráfico siguiente, los resultados de la autoevaluación y del test de Barsch dieron, respectivamente, un 40% y un 60% de estudiantes visuales, mientras que un 16% y un 8% resultaron cinestésicos. Sin embargo, tras completar las pruebas de memoria, solo un 23% de los participantes realizaron mejor las pruebas visuales y un 52% lo hicieron con las cinestésicas (el resto de los porcentajes corresponden a los clasificados auditivos y a un último grupo sin identificar la preferencia):



Los autores de la investigación comentan que, en contraposición a lo que sugiere la teoría de los estilos de aprendizaje, los estudiantes aprenden mejor cuando utilizan las tres modalidades sensoriales, por lo que los esfuerzos de los docentes por centrarse en los estilos de aprendizaje al enseñar son baldíos.

Esta investigación coincide con una revisión de estudios anterior (Coffield et al., 2004) en la que no se encontró ninguna evidencia de que adaptar la enseñanza a las modalidades sensoriales dominantes fuera más eficaz que el utilizar estrategias pedagógicas relacionadas con los contenidos impartidos. Otros investigadores concluyeron que los estilos de aprendizaje constituyen un factor menor frente a otros de mayor importancia relacionados con cuestiones contextuales o culturales (Bloomer y Hodkinson, 2000). Y en una investigación reciente en la que se determinó qué tipo de condiciones debía cumplir un estudio eficaz para poder probar la validez de los estilos de aprendizaje (Pashler et al., 2009) no se encontró ninguna evidencia empírica de que los niños a los que se enseñaba según su estilo preferido de aprendizaje obtuvieran mejores resultados que si se les enseñaba en uno que no lo era. Estos autores también sugirieron la necesidad de incorporar diferentes estrategias pedagógicas para atender la diversidad en el aula.

Reflexiones sobre el mito de los estilos de aprendizaje

Lo esencial es el significado

Lo realmente importante es el significado de las cosas. Imaginemos que enseñamos a un alumno considerado visual (como primates que somos, procesamos más la información de forma visual) una serie de imágenes de laboratorio relacionadas con un determinado proceso químico. Como consecuencia de su gran memoria visual, el estudiante podrá retener muchos detalles visuales que ilustran al proceso pero eso no significará que acabe comprendiendo mejor el significado de lo que realmente está ocurriendo. Y, por supuesto, el hecho de que un alumno tenga una gran memoria visual no significa que se le haya de considerar como un alumno visual en el sentido considerado por la teoría de los estilos de aprendizaje.

Existe una interconectividad cerebral

Es cierto que áreas concretas de la corteza cerebral desempeñan un papel crucial en el procesamiento visual, auditivo o motor, sin embargo, estas diferentes regiones están interconectadas a través de una gran cantidad de conexiones neurales (Geake, 2008) por lo que no podemos decir que una sola modalidad sensorial esté implicada en el procesamiento de la información. Seguramente esta creencia errónea de que el cerebro procesa la información de forma independiente en diferentes regiones se deba a la observación de las famosas neuroimágenes cerebrales (Howard-Jones, 2011), pero éstas provienen de datos estadísticos y las imágenes coloreadas muestran las regiones más activas en la ejecución de una determinada tarea.

Cuidado con los etiquetados

Los profesores que hacen referencia a los estilos de aprendizaje etiquetan a sus alumnos (visuales, auditivos o cinestésicos) según su perspectiva subjetiva sin considerar que los alumnos pueden cambiar y mejorar sus procesos de reflexión. Esta es la gran implicación educativa de uno de los grandes descubrimientos en neurociencia: la plasticidad cerebral. Las creencias previas de los alumnos y los factores emocionales son críticos en el aprendizaje por lo que hay que evitar esas etiquetas que han perjudicado la evolución académica y personal de tantos alumnos.

¿Por qué está tan generalizado este mito?

Según Riener y Willingham (2010), hay varios factores que podrían explicar este hecho. Existen muchas falsas creencias que forman parte de la sabiduría popular y que muchas veces ni nos cuestionamos. Por otra parte, intervienen cuestiones asociadas a una incorrecta interpretación de la teoría. Así, por ejemplo, el hecho de que un alumno tenga una buena memoria visual no significa que el alumno sea visual tal como interpreta la teoría y vaya a aprender mejor cuando la información se le facilite mediante ese estilo preferente. Y, por último, nuestro cerebro tiende a buscar la confirmación de lo que ya conoce. Podemos pensar, por ejemplo, que una determinada imagen ha ayudado al alumno a entender un determinado concepto cuando quizás lo hubiera hecho también con otro ejemplo igualmente bueno, fuera visual o no (Willingham, 2011).

¿Significa esto que todos los alumnos son iguales y aprenden de la misma forma?

Evidentemente que la teoría de los estilos de aprendizaje propone que cada alumno tiene sus fortalezas y características personales y que han de tenerse en cuenta al aprender. Sin embargo, el hecho de que no se haya comprobado dicha teoría no significa que pensemos que todos los alumnos sean iguales y que aprendan de la misma forma. Para atender a la diversidad en el aula hemos de tener en cuenta las capacidades, intereses, motivaciones y conocimientos previos que poseen los alumnos y diversificar las estrategias pedagógicas. Pero para ello es imprescindible utilizar una evaluación formativa que tiene una finalidad reguladora del aprendizaje y en donde se van adaptando las estrategias pedagógicas al aprendizaje del alumno. No es lo mismo utilizar una metodología de aprendizaje basada en proyectos que restringirse a la tradicional evaluación calificadora de los exámenes sin más.

Conclusiones finales

Los programas educativos basados en la conveniencia de enseñar a los alumnos según la estimulación visual, auditiva o cinestésica no tienen el sustento empírico de las investigaciones científicas. Las personas utilizamos procedimientos diferentes para procesar la información que dependen de los contextos de aprendizaje. En un curso de ortografía es lógico que se ponga más énfasis en cuestiones verbales mientras que en otro de geometría habrá un predominio de contenidos visuales.

El mito de los estilos de aprendizaje no niega la necesidad de atender la diversidad en el aula. Aunque sea inútil etiquetar a los alumnos como visuales, auditivos o cinestésicos, sí que es imprescindible adaptar las estrategias pedagógicas a la materia que ese está estudiando, ser conscientes de los conocimientos previos que tienen los alumnos sobre la misma o conocer cuáles son sus intereses personales. Así, por ejemplo, si queremos fomentar la lectura en un alumno entusiasmado por las matemáticas es mejor que le permitamos leer la biografía de Gauss que no la de Tolstoi.

El renovado profesor que promueve la reciente Neuroeducación ha de convertirse en un investigador en el aula capaz de analizar y evaluar con espíritu crítico el impacto real de sus estrategias pedagógicas en el aprendizaje de los alumnos. John Hattie (2012) lo resume muy bien: “¿Estrategias de aprendizaje? Sí. ¿Disfrutar del aprendizaje? Sí. ¿Estilos de aprendizaje? No.” Los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias y la adecuada flexibilidad en su aplicación.


Referencias bibliográficas:
  • Bloomer M. y Hodkinson P. (2000): “Learning careers: continuity and change in young people’s dispositions to learning”. British Educational Research Journal, 26.
  • Coffield et al. (2004): “Learning styles and pedagogy in post-16 learning: a systematic and critical reciew”. Learning and Skills Research Centre.
  • Geake J. (2008): “Neuromythologies in education”. Educational Research, 50.
  • Hattie, J. (2012). Visible learning for teachers. Maximizing impact on learning. 
  • Howard Jones P. (2011). Investigación neuroeducativa. Neurociencia, educación y cerebro: de los contextos a la práctica.La Muralla.
  • Howard-Jones P. (2014): “Neuroscience and education: myths and messages”. Nature Reviews Neuroscience, 15.
  • Krätzig G. y Arbuthnott K. (2006): “Perceptual learning style and learning proficiency: a test of the hypothesis”. Journal of Educational Psychology, 98.
  • Pashler et al. (2009): “Learning styles: concepts and evidence”. Psychological Science in the Public Interest, 9.
  • Reiner C. y Willingham D. (2010): “The myth of learning styles”. Change, Sept/Oct.
  • Willingham, D. (2011). ¿Por qué a los niños no les gusta ir a la escuela?Las respuestas de un neurocientífico al funcionamiento de la mente y sus consecuencias en el aula. Graó.